Una tremenda foto con la mejor parte trasera de la realeza británica rondaba las redacciones de los más chuchetas periódicos de Europa, pero nadie se atrevía a comprarla y menos publicarla: las pompas, las nachas (como dice Shrek) o el derriere de la bella Kate Middleton tomando sol y aire de Australia.
¿Y por qué tanto susto a publicar la deliciosa imagen? Por temor a la reacción de la Casa Real de Gran Bretaña. O sea, a la furia de la reina Isabel (que no está para cantar rancheras con el tema), el príncipe Charles y del marido de la diosa, el príncipe William.
Hasta que los ottos de la revista Bild lo pensaron, dijeron por qué no y tiraron euros sobre la mesa para quedarse con el poema hecho fotografía.
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